SOBRE LA OBRA

HABITACIONES MENTALES

Cuando el pintor Claudio Paolasso (Tucumán, Argentina, 1976) reflexionó sobre la propuesta que ofrecería en su primera exposición en Panamá, algo en su interior sintió una urgencia de cambiar con su plástica anterior.
Por eso, su muestra “Interiores”, que está en la Galería Allegro hasta el mes de octubre, es un acto revolucionario sobre sí mismo.
Su última muestra data de 2004. “No tenía nada más que decir hasta este momento”, explica el que reside en Panamá desde 2006.
Cuando llegó al istmo vino con la intención de pintar y pintar. Ahora quería reflexionar sobre lo que deseaba hacer con su carrera.
Razón por la cual “Interiores” es un punto y aparte con su labor previa, pues antes su pintura era más barroca y figurativa, llena de formas y de vegetación. Mientras que con esta individual ha buscado musas, resortes y placeres que le eran ajenos.
Se concentró y así limpió la casa de su inventiva y de qué manera, pues se acercó al abstracto sin cuerdas de protección y sin mayores miedos.
De colores fascinantes pasó la cerca y se abocó por tonos neutros, principalmente niveles de grises y verdes, que provocan inquietud, por ser sombríos.
“No son colores que uno está acostumbrado a ver en la vida cotidiana. Aunque sé que no hay nada nuevo bajo el sol, estoy buscando mi propia mezcla que me distinga medio milímetro de los otros artistas”, indica quien tuvo su primera exposición cuando tenía 12 años.

UN PUNTO CLARO

Los 16 lienzos de gran formato, los siete de pequeño formato y las obras sobre papel de “Interiores” tienen algo distinto. Desapareció la figura humana y fue reemplazada por tigres, toros, tucanes, así como por automóviles y motocicletas.
Esa transformación también incluyó cambiar de técnica. Dejó el óleo a un lado y lo sustituyó por el acrílico, por el rápido tiempo en su ejecución y por la posibilidad de poner una capa de color encima de otra hasta detenerse en el punto exacto y obtener un acabado mate.
Después estructuró los fondos de sus cuadros, que invitan, y a veces hasta obligan, a que la mirada del espectador se concentre en esos animales salvajes y en esos vehículos clásicos, ambos ubicados en sitios en apariencia cerrados.
“Sé que eso puede causar extrañeza al principio. ¿Qué hace este animal dentro de un lugar que pareciera como el interior de un hogar?, pero en el fondo es el reflejo de mi mente, de ese mundo donde pasan estas historias y así muestro lo que yo veo”, explica este hijo de italianos casado con una dama costarricense.
Conjuga dos mundos, en apariencia lejanos y poco compatibles como lo son el onírico y lo racional, el apego por su patria argentina y su deseo de pertenencia al estar en Panamá, el deseo de sentirse fuera de base y a la par una seducción que lleva al espectador a entrar a su universo casi minimalista.Por otro lado, sus vehículos a motor tienen la dignidad que se adquiere gracias a que se añora el pasado.


Para recordar otras épocas, incluso no vividas por el pintor, por eso presenta una mini Cooper de finales de la década de 1960 o el Ford del año 1942 que era de abuelo.
“Para mí la melancolía no es triste per se, ya que la mía es de alegría porque sé que tengo las vivencias y eso me hace crecer y me ha permitido moverme”, manifiesta el que ha expuesto su labor en Italia, Francia, Bélgica, Estados Unidos, Guatemala, Chile y México.
Quizás se debe a que Claudio Paolasso tiene más de 13 años de estar fuera de su país. “Aunque por elección propia y ni siquiera sé si quiero regresar de forma permanente, pero igual creo que sí aparece en esta muestra, lo que me permite ver el pasado, el presente y el futuro como si fuera un juego matemático”.
También “Interiores” es un homenaje a su condición de lector y de cinéfilo. No por gusto sus cuadros hacen referencias a libros de Gabriel García Márquez o Milán Kundera o de películas.
O sea, todo en sus cuadros es una preocupación o una tranquilidad. Cada paso forma parte de ese complejo entramado existencial.
“Dentro de ese meterme y buscar por esos caminos me encuentro”, comenta el que ha estudiado su oficio en centros superiores de Argentina, Costa Rica y Chile.

GOLPES DE EFECTO

Claudio Paolasso concibe la pintura como una forma de expresar sus sentimientos, las voces que lleva dentro y compartirlas con los otros.
“Me agarro de estos animales y los convierto en mis acompañantes principales”, señala el pintor, que tarda un mes por cada cuadro.
Sus habitaciones mentales tienen un enorme peso de nostalgia y de soledad.
Sus seres están dentro de espacios vacíos, incapaces de liberarse o quizás no tienen otra salida que estar en esas paredes desnudas y en medio de esa atmósfera austera, sin mayores señales de vida salvo que su cebra con mirada pícara o su rinoceronte con ojos tristes o su toro impetuoso se acompañan a sí mismos en esos escenarios.
“Quiero provocar un revoltijo en el estómago, que te haga pensar: ‘¿qué hice?’, ‘¿qué es lo que quiero?’, ‘¿qué puedo hacer para subsanar lo que no me gusta?”, se interroga Paolasso, quien dentro de dos semanas cumplirá los 33 años.
Preguntas que se hace a cada rato. “Quiero comunicarme con el resto de las personas a través de mi pintura. Quiero usar el arte para que uno se descubra e indague en su esencia”.
Lo más interesante, ya lo sabe Paolasso, es arriesgarse “a ser sincero, a saber lo que se quiere. Hay que tomar riesgos. Sin eso, ¿qué estoy haciendo? La vida es un riesgo y desde que nacemos lo tenemos porque podemos morir a cada instante. Obviar esa realidad es imposible. Siempre pediré más de los demás y de mí. Nada debe alcanzarnos”.

Daniel Domínguez Z.

LA PRENSA, Panamá, septiembre de 2009

SOBRE LA OBRA

INTERIORES

Los espacios de la nostalgia

Para quienes conocen el intrincado y complejo mundo visual de la obra de Claudio Paolasso, la presente muestra, sin duda, será una gran sorpresa. El conjunto de su obra, ejecutada a lo largo de quince años de imparable actividad artística, ha sido de una exuberancia tal, que muchos ojos no avisados podrán encontrar inexplicable un producto tan tenso, contenido y depurado como el de sus últimos cuadros. Su producción anterior, de marcado sello expresionista como algunos críticos han señalado, se caracterizó por la presencia constante de la figura humana, siempre enmarcada dentro de un firme ordenamiento que quedaba oculto tras profusas imágenes y un exuberante tratamiento del color y los detalles. Luego de una obra en donde el vacío era prácticamente inexistente, observamos una ruptura temática y formal que da paso a controladas y austeras composiciones que poseen un aura inquietante.

La obra actual de Claudio Paolasso se compone de una rígida geometría en donde se dibujan gélidos entornos domésticos, desnudos habitáculos cargados de una fría melancolía. En un rincón, sillas o butacas solitarias dan cuenta del vacío que provoca una poderosa entidad ausente que desencadena los mecanismos de la nostalgia. Y en medio de estos espacios de la desolación aparecen, descontextualizados, una insólita sucesión de objetos y animales. El desplazamiento hacía el primer plano de estos dispares elementos (animales salvajes, estatuas, o el violento perfil de un vehículo) materializa el componente espiritual y emocional del artista, quien voluntariamente expone sus interioridades ante el escrutinio de los espectadores de su obra. Y es que el autor se complace en colocar a su público en un plano ciertamente incómodo, en un obligado ejercicio voyeaurista, haciéndole partícipe de su intimidad.

Porque más allá de lo meramente formal y descriptivo, cuando nos enfrentamos a esta extraña iconografía, nos da la sensación, no de asistir a una puesta en escena, sino de observar un proceso mental, una excrecencia del inconsciente, un poderoso mundo interior. Podría decirse perfectamente que el público se halla frente a un autorretrato. El autorretrato es un género que siempre ha despertado una especial fascinación en todos los que de alguna u otra forma están relacionados con el arte. La visión y las revelaciones que emanan de una pieza de este género, precisamente por haber sido realizadas por el propio artista con la intención de mostrar una parte de sí, suelen ser de una profundidad psicológica inusual. Y en el caso de esta selección de obras de Paolasso, estamos ante un autorretrato del alma, o si se quiere, ante la evidencia de un proceso intimo en el que el artista aspira a dominar un caos interno, un íntimo combate, una crisis de grandes proporciones, para utilizarlo como vehículo de evolución y voluntad creadora.

Por ser parte de un momento de ruptura y transición en el artista, de un instante que inaugura nuevas posibilidades, el conjunto de obras mostradas en esta exposición posee la potencia que sólo suele percibirse en la punta de una lanza cuando es arrojada en el espacio, o en la proa de una nave cuando surca el mar. Con esta muestra Paolasso ha emprendido un viaje que lo aleja de sus antiguas mitologías personales y de sus conocidos recorridos formales. El artista ha tratado de traducir sus visiones íntimas en un cuerpo visible, con una volición tan poderosa como la del mago del hermoso cuento de Borges, Las ruinas circulares, para imponer a la realidad su proyecto. Ha podido unir en su lienzo aspectos aparentemente incompatibles del sueño y la vigilia, asumiendo para ello la estructura propia de la alucinación y ha logrado trasponer lo privado al ámbito público, utilizando una imaginería poderosa y sugerente, convirtiéndola en un sistema de signos que expresa su psiquismo, sus ideas y su estado emocional.


En los cuadros de Claudio Paolasso ciertamente existe un componente críptico, con una simbología íntima. Sus imágenes pueden ser vistas como una especie de jeroglífico pictórico con una tremenda carga subjetiva; pero esto no se constituye en un obstáculo para que los espectadores puedan sentir empáticamente los contenidos de los que la obra se ha revestido al contacto de su creador. No hay necesidad de recurrir a las potencias de la intelectualidad humana para desentrañar su significado exacto porque, precisamente, una parte importante de la fascinación que emana de esta obra es ese desmantelamiento de lo racional, una suerte de deconstrucción de lo lógico y de lo discursivo para apelar más que nada a nuestras soterradas emociones.

Es por eso que las piezas de esta muestra pueden hacernos sentir perplejos y hasta perturbados. Quien piensa que la función del arte es únicamente brindar un placer estético se equivoca; su función primordial es sacudir, suscitar crisis, o invitar a la reflexión; muchas veces, a la introspección. Las piezas de esta muestra nos interpelan y nos sobrecogen. Prácticamente materializa nuestras incertidumbres, nuestras añoranzas, pero también nos lanza una sonora carcajada al rostro, pues esta obra, no está exenta de humor. Fue Lautréamont quien sugirió la existencia de fuerzas provocadoras que se desencadenan tras el encuentro fortuito entre un paraguas y una máquina de coser en una mesa de disección. Cabe esperar la misma fuerza tras el encuentro de una motoneta con un sillón, o de un toro de lidia con una silla en una solitaria habitación.

Gladys Turner B.

Panamá, septiembre de 2009

SOBRE LA OBRA

LA DUALIDAD DEL ALMA

Claudio Paolasso, nace en la ciudad de Tucumán. En el año 1976. Realiza desde pequeño estudios de pintura y cerámica, Hace su primera exposición a la edad de 12 años.
Fue discípulo del maestro Ezequiel Linares, durante su formación como pintor y escultor. En 1998 complementa sus estudios universitarios en Costa Rica, y más tarde en el año 2000 realiza su maestría en Santiago de Chile.
Es un pintor trotamundos, motivado por conocer y llegar a las raíces del arte y la cultura mesoamericana, por la que siente respeto y admiración. Ha viajado alrededor del mundo tratando de descifrar a nuestros antepasados, y conocer sus modos de expresión y significado artístico.
Hijo de padres Italianos, nacido en argentina ha desarrollado una búsqueda intensa de su propio yo para reflejar en sus obras una propuesta estética cargada de sentí miento y profundidad.
En sus obras se refleja la tendencia figurativa, con personajes de miradas penetrantes, de colores intensos que se mezclan en la nada para dar vida al lienzo.
A lo largo de sus obras Paolasso ha demostrado ser un pintor de dualidades complementarias que forman su realidad del ser.Las figuras están llenas de sexualidad y sensualidad, representadas por medio de cuerpos llenos de textura y formas. El autor los muestra sumidos en un eterno pensar penetrados a su vez por el ansia de descubrirse a si mismos, y encontrar una explicación a sus existencias. Son seres que reflejan al ser humano atrapado entre su inmortalidad imaginaria y su naturaleza finita, es su juego entre el deseo y la realidad.
Amante de lo figurativo, juega con líneas y formas dándole vida propia a los personajes, que parecieran interactuar en el lienzo y ser cómplices en su escenario. Con estas obras logra hacer que el observador se inserte en un mundo propio, que le de vuelo a su imaginación y curiosidad y despierte en él un mundo de sensaciones encontradas.
La obra de Paolasso muestra una inclinación expresionista, devolviéndonos imágenes de una “nueva objetividad” a lo Otto Dix, o George Grosz. Enraizado por momentos con la obra del neo expresionismo, de Sandro Chia y Enzo Cucchi, buscando la expresión de sus sentimientos y sus emociones, más que la representación de la realidad objetiva.
Representa así, la experiencia emocional en su forma más completa, sin preocuparse de la realidad externa sino de su naturaleza interna e intrínseca, haciéndonos vibrar como observadores. Paolasso visto desde la teoría de Fromm, es un artista con una orientación productiva, acaparadora y perfeccionista, debido a que en sus pinturas busca y obtiene una libertad “verdadera” o libertad personal, diferenciándose de una libertad política o liberalismo.

Por medio de sus obras se expresa y se da a conocer el mismo, sus sentimientos, sus emociones mas sinceras, sin miedo a ser expuesto en un mundo lleno de camaleones sociales.
Otra cosa que encontramos en las pinturas de Paolasso son esas figuras asexuadas y muy sexuadas a la vez, entendiendo la sexualidad desde el punto de vista de Freud no comprendiéndola como exclusiva al coito, sino todas aquellas sensaciones placenteras de los sentidos. Paolasso despierta en sus obras la sexualidad asexuada de los espectadores.
Podemos ir más allá todavía y contemplar, su fascinación, al retomar escenas de la obra de Goya, en sus “el sueño de los monstruos pedagógicos crea mediocres”, en clara alusión al grabado del “Sueño de la razón produce monstruos”, donde lleva una veintena de obras por el mundo, de la exaltación onírica, imágenes llevadas a ser emblemas protectores, casi como tótems que profesan un vudú de salvación contra, la maldad y la ignorancia, conjugados con la sobriedad de las líneas, el juego teatralésco de sus personajes y una dualidad repetida, entre amores y odios, lo masculino y lo femenino.
Para Jung sería la búsqueda de los complementos, de una dualidad existente y necesaria. Paolasso juega con dos de los arquetipos del inconsciente colectivo:el ánima, el aspecto femenino presente en el inconsciente colectivo de los hombres y el animus, el aspecto masculino presente en el inconsciente colectivo de la mujer.
Las pinturas nos permiten conectarnos con nuestros anima y animus, observando seres masculinos, femeninos, y asexuados. Que nos llevan a estar en interconexión con nuestra otra parte, buscando complementariedad e individuación para nuestro bienestar y placer.
Pareciera extraño comparar una obra de un pintor con una teoría de la personalidad, sin embargo en la pintura se denota la personalidad de pintor, es por eso que me atrevo a decir que en las pinturas de Paolasso se presentan los tres principios de Jung: el principio de los opuestos, cada deseo expresado en sus pinturas inmediatamente sugiere su opuesto; el principio de equivalencia, donde la energía resultante de la oposición se distribuye equitativamente en el lienzo; y el principio de entropía, el cual establece la tendencia de los opuestos a atraerse entre sí.
Tenemos entonces una búsqueda de integración de sus personajes en las pinturas, que permite la trascendencia de los opuestos. Buscando las conexiones entre los objetos; cómo encajan entre ellos, cómo interactúan; y cómo contribuyen a un todo. Haciendo que estas pinturas tengan un sentido, y un significado para el espectador.

Carla Lombardo, critica, curadora e historiadora del arte. Sante Fe, Nuevo Mexico - EE. UU. 2004.

SOBRE LA OBRA

ENTRE EL DESEO Y LA SEDUCCIÓN


La sala de exhibición está ranciamente caldeada y cuando supero el bochorno inicial comienzo a componer mentalmente el puzle de seres asexuados que salpican de colores los lienzos. Todo es borroso, nada es cierto ni definido. Figuras que aparentan ser africanas dan los buenos días a otras, disfrazadas de seres mesoamericanos. Hay ojos entreabiertos que guiñan complicidad. La morriña se ha apoderado de la sala y parece que ninguno de los cuadros quiere mostrarse como es. Unos reposan sobre sus camas hechas de retazos de tonalidades rojizas mientras otros dormitan desde un cielo azul-verdoso. El calor de la tarde confunde y hasta parecen verse las mismas caras con distintos ropajes. Las figuras, compuestas por unas pocas y sugerentes líneas, a veces miran con intensos ojos escrutantes y otras no dedican más que un leve parpadeo blanco al observador. ¿Podrán mantenerme la mirada estas figuras, parapetadas en la ambigüedad? ¿Podrán soportar mi pensamiento? Las miro y las interrogo desde el otro lado. ¿Qué me quieren decir que no me dicen?, pregunto. ¿Por qué esa indefinida forma de mirarme? ¿No se quieren presentar? Insisto -. Las figuras ya no miran, se pierden. Algunas hasta se van saliendo del lienzo. Esquivos fondos aparecen y desaparecen evasivamente entre los contornos de miradas que no ven, de bocas que no pronuncian y de oídos que

no saben oír. En este diálogo de sordos, me acerco a los oídos que no saben oír y les pregunto. Busco certezas y encuentro indefinición. Miro las telas y sigo sin respuestas, sin encontrar conexión entre los fragmentos de este rompecabezas... Las figuras esbozadas sutilmente parecen atrapadas por la calculada y enredada indefinición de un pincel que no quiere mostrar más de lo que uno quiera ver. El calor comienza a afectarme y ahora parece como si las facciones de las figuras se derritieran sobre la tela, agobiadas por tanto calor. Me siento, cierro los ojos e intento verlas desde otra perspectiva. Ahora entiendo: estas figuras no se desnudan sino que seducen con sus certeras formas; no se dejan ver, se insinúan: no te miran, se miran; no hablan, solo escuchan lo que uno quiera sugerirle. Mirándose adentro, se empieza a resolver este puzle, en el que no hay una única solución, sino tantas como miradas, como personas o como estados de ánimo. Qué estará dentro y qué fuera del contorno. Nada es absoluto, nada real ni falso: ¿qué es lo que quieres ver? Con todas las piezas, arbitrariamente ordenadas en la imaginación, queda resuelto el juego. Le platicas de tú a los cuadros, los interrogas; te insinúas calladamente y te dejas seducir por sus respuestas.

Eduardo Ramos Critico, periodista. Malaga - España 2003.


Fotografía: Ricardo Rodaniche - Panamá 2007

SOBRE PAOLASSO

CLAUDIO PAOLASSO DEL GESSO


San Miguel de Tucumán, Argentina 1976.

Estudios de pintura, escultura, grabado y cerámica en la Escuela de Bellas Artes Atilio Terragni, Tucumán. Estudios superiores de dibujo y pintura en la Universidad Nacional de Tucumán. Estudios de Pintura e Historia del Arte, Universidad de Costa Rica. Maestría en diseño y escenografía, Santiago de Chile, ex-becario de la Cooperación Española Internacional. Maestro de Pintura y Escultura, Oaxaca de Juárez, México.
Actualmente reside en la Ciudad de Panamá, Panamá.



EXPOSICIONES INDIVIDUALES


.“Interiores”. Septiembre - Octubre 2009. Galería Allegro. C. de Panamá – Panamá.

. “Mística”. Agosto del 2004. Galería Rodolfo Morales. Oaxaca de Juárez – México.

. “Rito y Deseo”. Febrero - Marzo del 2003. Alianza Francesa. Oaxaca – México.

. “El Mago imaginero”. Septiembre 1999. Centro Cultural Eugenio Flavio Virla. Tucumán - Argentina.


EXPOSICIONES COLECTIVAS


. “Navidad 2010”. 11 de diciembre - 26 de marzo 2011. Galería Allegro. Ciudad de Panamá - Panamá.

. “Exposición Colectiva de Artistas Latinos 2010”. Galería Artexpresión – www.artexpresion.com

. “Ruta del Arte por los niños”. Septiembre 2010. Galería Allegro. Ciudad de Panamá - Panamá.

. “Contrastes”. Mayo Junio 2010. Galería Allegro. Ciudad de Panamá - Panamá.

. “Sol de Agua”. Marzo Abril 2010. Galería Allegro. Ciudad de Panamá - Panamá.

. “Navidad 2009”. Diciembre - Enero 2010. Galería Allegro. Ciudad de Panamá - Panamá.

. “Colectiva”. 2008. Galería habitante. Ciudad de Panamá - Panamá.

. “Colectiva”. 2007. Galería habitante. Ciudad de Panamá - Panamá.

. “Día Internacional del Migrante”. Diciembre del 2005. Santo Domingo de Guzmán. Oaxaca de Juárez – México.

. “Día Internacional del Migrante”. Diciembre del 2004. Santo Domingo de Guzmán. Oaxaca de Juárez – México.

. “Artistas Jóvenes en Oaxaca”. Marzo del 2003. Galería Atzomalli. Oaxaca de Juárez – México.


. “Oaxaca Brothers”. Julio - Agosto del 2003. Koskinnas Art. Santa fe Nuevo México – Estados Unidos de Norteamérica.

. “Juguete de Artista”. Noviembre - Diciembre del 2000. Casa Lo Matta. Santiago de Chile.

. “El Rastrillo”. Julio de 1998. Universidad de Costa Rica. San Pedro, San José - Costa Rica.

. “Ojos de Latinoamérica”. Junio de 1998. Patagonia. Santa Ana - Costa Rica.

. “De la A a la Z”. Diciembre 1997. Hotel Metropol. Tucumán - Argentina.

“Nuestras Raíces”. Octubre de 1997. Centro Universitario Jujeño. Tucumán - Argentina.

.“Recuerdos de Tucumán”. Agosto 1997 - Diciembre 1999 Centro Cultural la Zona. Tucumán - Argentina Muestra itinerante a lo largo de América, finalizando en la ciudad de California EE.UU.


. Colectiva Itinerante de la IIIª muestra Regional y 1ª Muestra Nacional de Mini grabado. Noviembre 1995 - Diciembre 1996. Homo Sapiens Ciudad de Rosario – Argentina, muestra itinerante a lo largo de Argentina.

. “Dibujos y Pinturas”. Escuela de Bellas Artes Atilio Terragni. Octubre 1995. Centro Cultural Eugenio Flavio Virla. Universidad Nacional de Tucumán - Argentina.

. Exposición Colectiva de Cerámicas “Abráxas”. Sala Austral Líneas Aéreas. Noviembre de 1990. Tucumán - Argentina.


Premios y Menciones

- Mención de Escultura, con la obra “ El vuelo inesperado del mensajero de los Dioses”, Salón Lino Eneas Spilimbergo. Facultad de Artes de la U.N.T. Tucumán, Septiembre de 1997. Tucumán - Argentina.

- Mención Concurso de Afiches “La canción Francesa”, Asociación de profesores de Francés de Tucumán. Octubre de 1995. Tucumán - Argentina.

- Mención Concurso Homenaje “El Gordo y el Flaco”, Octubre de 1995. Tucumán - Argentina.

- Mención Concurso de Paisaje. Septiembre de 1994. Tucumán - Argentina.

Su obra se encuentra en colecciones de Argentina, Costa Rica, España, Guatemala, Chile, Panamá, Italia, Francia, Bélgica, Estados Unidos y México.